Jamie Barnes: Honey From The Ribcage


jamiebarnes honeyfromtheribcage

Jamie Barnes
Honey From The Ribcage
(Silber Records)
2005
[indie folk]
Prod:
Site: http://www.jamiebarnes.net
Tracks @ MySpace: http://www.myspace.com/jamiebarnes
Eval: 3.5/5
Art(e): Kerri Horine

Tracks

  1. Second Guess My Own (4:02)
  2. Snow Angel (3:51)
  3. Red Prescription (3:01)
  4. Pearly Gate & Son Pest Control (3:17)
  5. Three Suns (5:00)
  6. The Sword That Divides (3:51)
  7. Black Lung (3:21)
  8. Oil Rig (4:34)
  9. All This Things Are So (4:10)
  10. White Owl (4:50)

Músicos/Musicians

  • Jamie Barnes – voz + todo (a excepción de:)

con/with

  • Will Cummings – voz+teclados(3) + ebow(10)

Reseña/Review

No puedo creer que lo haya vuelto a hacer… Me quedé demasiado tiempo disfrutando este disco sin publicar la reseña (casi creo que es a propósito y me quiero guardar la música de Barnes para mí mismo como tesoro…. my precious…).

El disco comienza con lo más parecido a una continuación de The Fallen Acrobat, con una Second Guess My Own, mi track favorito del disco, que de arranca casi alt-country (en esa línea extraña que lo une al folk y al singer-songwriter) para luego en los coros destapar y reconocer al Jaime Barnes del debut, aunque con claras e íntimas referencias a él mismo. Porque el disco que tenemos enfrente es bastante más intimista que el anterior, igual se puede decir que bastante más oscuro/triste a veces en las letras, pero igualmente escuchable y disfrutable

Snow Angel, de alguna manera triste y tirando al alt-country es una pausa en donde Barnes elabora más (aunque en mi caso, el resultado es de alguna manera plano) en algunos pasajes sobre el sonido de unos tristes arpegios guitarra (que francamente es la escencia de su “bedroom-pop”).

Red Prescription, aunque sigue el tono triste se enriquece (banjo de nuevo) con un poco más de coros y seguramente tiene que ver con el problema de salud de Barnes en el que se vió afectada su memoria a causa de los medicamenteos que le prescribieron, siendo la segunda referencia a esta situación después del primer track.

Pearly… lo-fi, con un tono más folky en base a guitarras y un sonido bajo de banjo se oye suficientemente interesante para sobresalir en el disco, dentro de su sencillez e intrigante letra.

El tono contrastantemente oscuro entre la música-letra y la dulce voz de Barnes continúa en Three Suns, que finalmente deja un pequeño mensaje esperanzador en metáforas muy íntimas. Entran de nuevo los arpegios en un arrullo muy al estilo de Fallen Acrobat con The Sword That Divides, donde hay más trabajo de voz y prácticamente escuchamos a Barnes sólo con su guitarra hasta el último minuto donde más elementos le alcanzan a dar una profundidad distinta al track.

Regresa más protagonista (aunque muy al fondo) el banjo y las campanitas en otro track siempre minimalista: Black Lung, que no puedes dejar de tararear aunque sientas que pronto se desvanece y tienes que volver a oirlo… un track arrullador y simple, como los que sabe hacer Barnes. Oil Rig, arranca en una línea muy similar con un banjo a base prácticamente de dos o cuatro notas, donde se oye algo parecido a una tabla y sonidos tipo cítara que enriquecen el track… y sigue todo muy parecido con All This Things Are So (donde quizá hay un mayor trabajo en los coros y el banjo complementa el trabajo de la guitarra).

Cierra el disco con White Owl, uno de los tracks más elaborados del disco (en este caso, esto es un decir conociendo el esquema simple y minimalista en que Barnes compone su música), acompañado de ebow en un track casi ambiental, más atmosférico, en donde la voz aunque trata de fusionarse con ese mismo ambient resalta clara y suave, vuelve a arrullar prácticamente envolviéndote entre campanitas, su sempiterna guitarra y dos o tres sonidos colocados a lo largo del track.

Barnes y su segunda entrega que sigue siendo basada en el dilucidar y componer para sí mismo se nota más en este disco, con un mejor sonido (aunque el lo-fi del anterior sonaba bastante bien, como hecho a propósito), continúa en la linea que plantó en Fallen Acrobat. Me enteré el pasado 2007 que firmó ya un disco con otra casa disquera, esperemos que las cosas continúen tan bien como con Silber, que lograron ver el talento de este músico (como dicen en sus etiquetas) “de dormitorio” que hace esta música que llega y que puede acompañarte en varios moods (los de calma o reflexión sobre todo) o bien -como en el caso de este disco- te lleva al cuarto de Barnes a meterte en sus momentos más íntimos y en su aparentemente solitario y -muchas veces melancólico- esquema de manejar la música.

Confieso que me faltó un For Centuries en este disco, aunque lo disfruté y lo he traido en mi compañía en momentos de calma…

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